Asistencia a Enfermos
La enfermedad es una vivencia de humildad
Queridísimos enfermos, sostenidos por la fe, afrontad el mal en todas sus formas, sin desánimos y sin caer en el pesimismo. Aceptad la posibilidad abierta por Cristo de transformar vuestra situación en expresión de gracia y de amor. Así, también vuestro dolor será salvífico y contribuirá a completar los padecimientos de Cristo en favor de su cuerpo, que es la Iglesia
¿Se puede ser feliz así?… El sufrimiento, para el cristiano maduro, es como un regalo de Dios, que no solamente lo une a Él, sino a sus hermanos, a los que ayuda a redimir.
No podemos negar la felicidad de Jesús en el cumplimiento de la Voluntad del Padre, aún en el sufrimiento, el dolor y la muerte.
Gustavo Daniel D´Apice, Profesor de Teología